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5.9.06


Ella

Ella camina hacia mi, con una sonrisa triunfadora. Tiene una pistola en sus débiles manos y sin embargo no hay nada en ella.
Posee una mirada lastimera, pero su rostro es la propia máscara de terror. Ella es buena, ella es mala, ella es el sueño transformado en pesadilla.
Camina con un aire de alivio, no pronuncia una sola palabra, está en completo silencio. Ella es su imperio, ella es el pecado y la misericordia.
Mira al mal fijamente, mira a mis ojos con dulzura. Acaricia mi cara, mi cabello, mis hombros. Cree hacer lo correcto pero ha perdido el control.
Ella ama lo imposible, yo lo imperdonable. Sabe lo que quiere y no existe obstáculo.
Ella está escondida en su silencio, tiene miedo pero es audaz, el día comenzó muy temprano para complacerla. Ella está en camino.

Una película en azul, vestidos negros revoloteando.
Su cara palidece, su boca roja contiene una amarga risotada. Ella es lo imposible y lo imperdonable. Está perdida, está engañada y simplemente está creciendo.

Ella fue pureza y ella fue maldad. Ella se atormentaba en sus gritos, ella era una sola y sin ella todo era nada.

Camila Centeno B.

4.9.06


Pullus Lupus.

...y sus ojos contemplaban el cielo, un aullido salió de sus fauces y la luz de la luna llena lo embriagó en un sueño de fantasías...

Oris y Felicitas reposaban tranquilas en una habitación grande y lujosa , cada una tenía la mano de la otra y sus cabellos revoloteaban pues los tenían sueltos y la brisa los movía de un lado para el otro. Oris era una mujer hermosa de cabellos dorados y piel blanca, mientras Felicitas era una mujer atractiva de piel trigueña y cabellos negros. Sus ojos contemplaban los de la pequeña rubia y, los de esta miraban la negrura de los de su compañera.

Una ráfaga de viento golpeó las telas del lecho, la luna llena iluminaba la habitación pues las velas ya se habían consumido y los lobos cantaban una serenata a sus amadas mujeres que los observaban a cierta distancia desde el balcón.
Ellas reían con sus risas encantadoras, con un tono melodioso. Las estrellas se reflejaban en la cristalidad de sus ojos y, por cada pestañeo, se veían mas brillantes en estos.
La música que habían creado los lobos retumbaba, las risas de las mujeres los atraía y, el lobo gris de feroces fauces, el jefe de la jauría, saltó hasta llegar a los aposentos de las pobres criaturas que gemían por la visita del ser espeluznante.
Felicitas abrazaba a Oris y ella ocultaba su rostro bajo sus pequeñas manos. El lobo se les acercó y se sentó sobre sus patas, contemplándolas.
Felicitas se levantó, caminó a través del cuarto y acarició al animal, él la miraba con ojos rojos, repletos de ternura, quien iba a pensar que fuese un asesino.
Oris se arrodilló ante aquel ser y comenzó a mimarlo, exactamente como hacía su compañera.

La noche transcurrió, la luna desapareció y, en su lugar se encontraba glorioso el sol. Las mujeres seguían dormidas y, entre sus brazos reposaba un hombre alto y apuesto, de piel morena y cabellos largos, rizados y castaños. Estaba repleto de cortaduras y tierra. Sus brazos fuertes tenían barro por doquier y sus piernas de igual manera.
La sorpresa fue casi impresionante, los ojos de Felicitas se abrieron y los de Oris contemplaban al que yacía inmóvil entre ellas. Aquel lobo que de noche las visitó dormía plácidamente entre sus brazos.

Camila Centeno B.
Luna Nueva

Pulvis inter pulvis... gradus us pulvis et cella us pulvis.
(Polvo entre polvo... escalones de polvo y celdas de polvo.)

El cielo no muestra una sola luz, a menos que sea de las apagadas estrellas que cubre como un manto la noche y la vuelve mas fría y tétrica. No hay rastros de luna, ni tampoco de nubes... el cielo está despejado. Mis ojos cerrados están, mi cuerpo inmóvil. Sueño.

Hace mucho que no sueño... O no era el momento adecuado para hacerlo, o porque ya no tenía sentido que ocurriese. Pero ahí estaba, imaginando una luz mortecina dentro de mi cabeza... ¡Oh, que encanto! Una ventana abierta en la que entraba una ráfaga de viento, y podía ver el cielo que no tenía nada, que era un negro total, no disfrutaba una luna, no estaba pues era noche de luna nueva.
Luego escuché pasos que se aproximaban y se alejaban. Pasos que cruzaban sobre mí... Un frío heló mi carne y no sentía mi corazón. Mis ojos se encontraban cerrados... Sentía un cosquilleo por todo el cuerpo; como si un montón de insectos estuviesen trepando sobre él. Intenté deshacerme de ese sentimiento perturbador, pero fue imposible, mis brazos y mis piernas estaban entumecidos y no era capaz de moverlos. Mis labios resecos estaban cerrados y tuve la impresión de falta de oxígeno; tampoco respiraba.
Ese sueño se volvía una pesadilla, hasta que sentí todo oscuro nuevamente. El sol estaba saliendo allá fuera y me acordé que no podía apreciarlo, me encontraba encerrada en mi propia celda, y así iba a ser para siempre.

Recordé que el sueño fue traído mágicamente por la desaparición de la luna... Por consecuente no soñaría mas hasta otra noche igual. ¿Por qué? La respuesta era sencilla, cada vez que hay luna nueva, los muertos sueñan como mortales.


Camila Centeno B.

La metamorfosis vampírica:

Sus labios, tan carnosos como siempre, pronunciaban palabras sin sentido, dejando ver sus afilados dientes que eran mojados por su lengua suculenta. Sus risos rubios caían por su espalda, tocaban su pequeña cintura, como si largos brazos deformes la estuviesen rodeando. Sus ojos cristalinos solo miraban a un lugar, y ni pestañeaban, no se movían.
Caminó hacia mi y me estrechó entre sus pechos, y tras un beso mortal me dió la vida eterna.
La sangre se derramaba de su boca. Paseaba desde mi yugular hasta sus venas, en un viaje diabólico. Sus uñas me rozaban y cortaban el rostro. La pequeña figura de ella se apropiaba de mi.

Un paraíso oscuro me rodeaba. Mis pies tocaban el agua fría de un mar gigantesco, ella aún me poseía.
Cerré los ojos fuertemente y busqué con mis manos su cabello, para tocarlo, sentirlo, creer en su propio aroma, el aroma a muerte.

Y abres los ojos solamente para saber que mas nunca los cerrarás. Que serás dueño del tiempo, caminarás por él y te apoderarás de muchas... ¡MUCHAS VIDAS!
Abres los ojos para ver que aquella mujer atractiva es un cadáver que nunca se pudrirá.
Abres los ojos para mostrarlos cristalinos, para reflejar y provocar el temor y ser el Amo de la Eternidad.

Camila Centeno B.